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De la oxicodona al fentanilo: las mejores series sobre la crisis de los opiáceos

Las drogas sintéticas y legales saltaron de las farmacias al mercado negro de Estados Unidos.

El desconcertante e incomprensible exabrupto visual remitía a las víctimas de la crisis de los opioides en Estados Unidos, que ha vuelto a acaparar nuestras pantallas tras la confirmación de que el actor Angus Cloud, protagonista de Euphoria, falleció a causa de una sobredosis de varias sustancias, incluida el fentanilo. Curiosamente, Zendaya, su compañera de reparto, también se pasaba de la raya en la ficción.

su consumo, bajo prescripción médica, ha aumentado, pero es anecdótico en comparación con el caso norteamericano, incluido México—, Estados Unidos sigue produciendo series y documentales que tratan sobre los enganchados a los opioides y los causantes de su adicción.

No obstante, hace casi veinte años, la Fox ya introducía el debate en House, protagonizado por un doctor cascarrabias —trasunto médico de Sherlock Holmes— que no para de tragarse tabletas de Vicodin (hidrocodona) para aliviar el dolor en su pierna derecha.

De algún modo, la serie sugería que a Gregory House le iba el rollo, aunque llegado un momento decide, para librarse definitivamente del sufrimiento, recurrir a la metadona. No lo hace para aliviar el dolor, advierte, sino para eliminarlo. Parece, al fin, feliz: ha tirado a la basura su bastón y, de paso, su cinismo.

House podría calificarse como un yonqui de lujo, con acceso a recetas y medicamentos —o a colegas que se los prescriban—, hasta que mete la pata con un paciente con mosaicismo genético y decide, por su propia cuenta, dejar la metadona.


Isabel Díaz Ayuso no dudó en ilustrar un comentario en Twitter contra el plan de Sanidad de prohibir fumar en las terrazas madrileñas con las imágenes de unos yonquis consumiendo drogas en las calles de una ciudad yanqui.

El desconcertante e incomprensible exabrupto visual remitía a las víctimas de la crisis de los opioides en Estados Unidos, que ha vuelto a acaparar nuestras pantallas tras la confirmación de que el actor Angus Cloud, protagonista de Euphoria, falleció a causa de una sobredosis de varias sustancias, incluida el fentanilo. Curiosamente, Zendaya, su compañera de reparto, también se pasaba de la raya en la ficción.

Mientras los medios españoles abordan la irrupción de fenómeno en nuestro país —su consumo, bajo prescripción médica, ha aumentado, pero es anecdótico en comparación con el caso norteamericano, incluido México—, Estados Unidos sigue produciendo series y documentales que tratan sobre los enganchados a los opioides y los causantes de su adicción.

No obstante, hace casi veinte años, la Fox ya introducía el debate en House, protagonizado por un doctor cascarrabias —trasunto médico de Sherlock Holmes— que no para de tragarse tabletas de Vicodin (hidrocodona) para aliviar el dolor en su pierna derecha.

De algún modo, la serie sugería que a Gregory House le iba el rollo, aunque llegado un momento decide, para librarse definitivamente del sufrimiento, recurrir a la metadona. No lo hace para aliviar el dolor, advierte, sino para eliminarlo. Parece, al fin, feliz: ha tirado a la basura su bastón y, de paso, su cinismo. Sin embargo, algo no encaja, hasta el punto de que, tras las amenazas de su jefa, prefiere dejar el hospital antes que el chupito.

House podría calificarse como un yonqui de lujo, con acceso a recetas y medicamentos —o a colegas que se los prescriban—, hasta que mete la pata con un paciente con mosaicismo genético y decide, por su propia cuenta, dejar la metadona.

La vida duele, por eso Purdue Pharma se hizo de oro cuando comenzó a comercializar OxyContin. La familia Sackler ya fabricaba analgésicos como el fentanilo y la hidrocodona, el derivado de la codeína al que tan aficionado era House, pero llegado un momento emprendió una agresiva campaña para expandir a toda costa la oxicodona.

Para qué sufrir, vendía la farmacéutica, pero los médicos captados para la causa con las prebendas habituales comenzaron a recetar el opioide para dolores leves. Las consecuencias son historia: todo quisque se enganchó, de Alabama a Oregón, pasando por Kentucky, donde el marshal Raylan Givens debe lidiar en Justified con adictos, traficantes y otras hierbas.

Ambientada en el estado de Virginia, Dopesick (Disney+) quizás sea la serie más redonda del género. Carga contra la ambición desmedida de los Sackler y de todos los lacayos que favorecen la epidemia provocada por el OxyContin, que comienza comercializándose con receta y termina vendiéndose en el mercado negro, como sucede con otros fármacos.

Dopesick presenta dos casos que reflejan cómo sus efectos son transversales o universales, sin que importe la raza ni la cartera: una chiquilla, interpretada por Kaitlyn Dever, que trabajaba en la mina y se engancha cuando empieza a ser tratada de un dolor de espalda; y su médico, encarnado por Michael Keaton, quien comienza a prescribir el opioide a sus pacientes —engañado y sin mala intención— y acaba consumiéndolo tras romperse las costillas en un accidente de coche.

Magníficas interpretaciones y dolorosos relatos, que tendrían su continuación en Medicina letal (Painkiller), protagonizada por Matthew Broderick, también sobre los estragos de Purdue Pharma. Sin embargo, empezaron a quedarse cortos cuando irrumpió el fentanilo en la calle y en las pantallas, muchísimo más potente que la heroína, una droga que también entró en escena al rebufo de los citados opioides sintéticos y legales.

Cómo y por qué lo ha explicado David Bollero en este artículo, donde se hace eco del libro Tierra de Sueños (Capitán Swing), de Sam Quinones, quien “revela cómo la mercadotecnia agresiva de las grandes farmacéuticas terminó por abrir las puertas al narcotráfico procedente de México, desarrollando generaciones de adictos a la heroína”.

'Medicina letal'
‘Medicina letal’

En los últimos años, la crisis de los opiáceos en Estados Unidos ha protagonizado numerosos titulares en todo el mundo, después de que entre 1996 y 2015 se cobrara la vida de más de medio millón de personas. Tan solo en 2019 alrededor de 136 personas murieron al día a causa de esta ingesta excesiva, representando el 70% de las muertes causadas por sobredosis de drogas.

En 2021, el documental El crimen del siglo, de HBO, abordaba la visión del director Alex Gibney sobre el punto de partida y la actual situación de esta epidemia de opiáceos, haciendo especial hincapié en el daño que ha provocado en las zonas más empobrecidas de Estados Unidos. Un tema que llegaría incluso a la temporada de los premios…

En 2022, la multipremiada miniserie Dopesick: Historia de una adicción, basada en el libro Dopesick: Dealers, Doctors and the Drug Company that Addicted America, de Beth Macy, y estrenada en Disney+ , nos hacía viajar por las juntas de la sala de Purdue Pharma, los despachos de la DEA y una comunidad minera del estado de Virginia para entender esta pugna contra la adicción a los opiáceos, gestada en los despachos de las grandes farmacéuticas.

‘Medicina letal’, la lucha de los opiáceos en Netflix

Ahora, Netflix también ha querido contar su propia versión de la historia a través de la nueva miniserie Medicina letal, dirigida por el cineasta Peter Berg (Very Bad ThingsHancock) y protagonizada por Matthew Broderick (Juegos de guerra), Uzo Aduba (Orange is the New Black), Taylor Kitsch (John Carter) y Dina Shihabi (Jack Ryan), entre otros. 

Medicina letal narra la historia de Edie (Aduba), una mujer que investiga un caso que termina relacionando con la farmacéutica Purdue. Esto hará que termine encontrándose con algunos de los responsables de esta compañía, entre los que se encuentran Richard Sackler (Broderick), uno de sus ejecutivos más importantes. 

El origen del OxyContin, uno de los males de EE UU

Esta nueva miniserie, de 6 episodios de 50 minutos de duración, explora en profundidad el drama de la crisis de los opiáceos en Estados Unidos a través de los ojos de los responsables, las víctimas y una investigadora que busca la verdad. Una interesante trama que está disponible desde el pasado 10 de agosto en la plataforma y ya ha suscitado un enorme interés. 

Esta ficción está basada en el libro Pain Killer: An Empire of Deceit and the Origin of America’s Opioid Epidemic, de Barry Meier, que recoge entre otros aspectos el origen del OxyContin, un analgésico opioide de nueva generación lanzado para tratar el dolor crónico y agudo que apareció en el mercado americano en 1996 con consecuencias devastadoras, después de una campaña de marketing agresiva de Purdue Pharmaceutics.

Es la historia del origen de la colisión entre la medicina y el dinero que permitió que sucediera. Una de las muchas cosas que pensé que faltaba en la conversación sobre OxyContin era la introducción del medicamento en la medicina convencional”, señalaba Berg en Tudum.

Medicina letal también se inspiraba en el artículo del The New Yorker The Family That Built an Empire of Pain, de Patrick Radden Keefe, que reflexionaba precisamente sobre un sistema en el que se apoyaban las farmacéuticas para salir indemnes de esta situación, mientras los sanitarios se veían incapacitados para ayudar a los afectados. Una llamada desesperada al fin de una tragedia anunciada que parece no tener fin.